¿Cómo medimos una buena vida?

¿Cómo podemos vivir una buena vida? ¿La juzgamos por la calidad de las relaciones individuales, significado y propósito? ¿O la juzgamos por nuestra salud, estatus y poder? Estas medidas externas de éxito parecen contar mucho y, sin embargo, es evidente que no compran la felicidad. Los psiquiatras de Park Avenue y sus pacientes saben muy bien eso. Quejas de cansancio, soledad, sin sentido y malas relaciones usualmente son el motivo de su infelicidad. Ellos pasan mucho tiempo marcando casillas y perdiendo de vista lo que realmente importa. En el nombre del “éxito”, a menudo sacrifican su salud mental y física.

Si los logros tangibles no te llevan a la felicidad, entonces ¿qué lo hace? Como psiquiatra, me encuentro en consulta con pacientes que quieren explorar esta pregunta. La mayor parte de mi entrenamiento y trabajo lo he enfocado en el manejo de los síntomas. No me siento como si tuviera una herramienta para direccionar las grandes preguntas sobre lo que realmente importa. Mientras comenzaba a explorar el significado de “la buena vida” un par de años atrás, aprendí sobre el campo de la Psicología Positiva.

En amplios términos, la Psicología Positiva se enfoca en las fortalezas y el bienestar. Esencialmente, es el estudio científico sobre lo que hace que valga la pena vivir frente a la psiquiatría y la psicología tradicional que estudian las enfermedades mentales y la patología.

En vez de enfocarse en lo que está mal, la Psicología Positiva se enfoca en lo que está bien. Siguiendo estas líneas, la Psicología Positiva está interesada en un distinto tipo de éxito: Éxito con “É” mayúscula, que se enfoca en el bienestar.

Uno de los puntos clave de la Psicología Positiva es que las relaciones con las otras personas son lo más importante. De hecho, en un estudio de Harvard, que siguió a 268 estudiantes a finales de 1930 y comienzos de 1940 durante el curso de sus vidas adultas, demostró que el indicador más importante del envejecimiento definido por la salud física y mental y la satisfacción de la vida a los 75 años, no era el nivel de colesterol, la resistencia física o la inteligencia. Era tener relaciones cercanas. Basado en los extensos datos recolectados durante siete décadas, el autor concluyó: “La única cosa que importa en la vida son las relaciones con otras personas.”

Igualmente, contrario a lo que muchos creen, esto no significa sacrificar tu bienestar. De hecho, el bienestar personal es esencial para cultivar relaciones de calidad con los demás. De la misma manera en la que se tiende a exagerar la importancia del poder y el dinero, cuando pensamos sobre el éxito, también inflamos el valor del sacrificio propio. Es muy tentador creer en el mito de que es noble dejar nuestras necesidades de último y las mujeres son especialmente vulnerables sobre este punto.

Le damos prioridad a nuestros hijos, esposos, causas y trabajos antes de pensar en nosotros mismos. Descuidamos nuestro propio bienestar y nos sentimos culpables si cuidamos nuestras necesidades en esos raros momentos en que lo hacemos. En lugar de esperar el “momento adecuado” como las vacaciones o el fin de semana, es importante integrar micro-momentos de bienestar a nuestra vida en una dosis diaria.

Según el ganador del Premio Nobel, Daniel Kahneman, experimentamos aproximadamente 2.000 momentos por día. Sacar el provecho de cada momento es nuestra elección. Al escoger darle prioridad a momentos y experiencias que mejoran el bienestar, Podemos llevar una vida de Éxito con “É” mayúscula.

Escrito por Samantha Boardman y publicado originalmente en The Huffington Post

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